En fertilidad el varón SÍ importa. Y mucho.

El varón SI importa en fertilidad

Desde hace ya algunos años, las Técnicas de Reproducción Asistida forman parte de nuestro entorno cotidiano como un camino más para poder tener hijos y formar una familia.

Las técnicas de reproducción asistida han conseguido que varones con patologías seminales severas, que en muchos casos  nunca hubieran conseguido dejar gestantes a sus parejas, hoy día sean padres. El estudio de ambos miembros de la pareja es fundamental para llegar al diagnóstico adecuado de la causa de la esterilidad y poder aplicar el tratamiento y en caso de ser necesario, la técnica de reproducción adecuada.

Según los estudios epidemiológicos más amplios, la esterilidad afecta al 15% de la población en los países de occidente, y está experimentando un “alarmante” crecimiento, debido tanto a aspectos médicos y sociales. Una de cada seis parejas tiene problemas para concebir, y contrariamente a como se ha pensado durante mucho tiempo, el varón  juega un papel muy importante en este problema.

Como causas más comunes de infertilidad cabe destacar el retraso en la maternidad ya sea por exigencias ya sea por exigencias profesionales o simplemente por hábitos sociales, potenciado desde la incorporación de la mujer al mundo laboral; factores endocrinos, endocrinos, ambientales, industriales y alimentarios, etc.. Nuestros hábitos de vida han cambiado radicalmente en los últimos 40-50 años y este hecho ha influido de forma negativa en nuestra fertilidad.

La mayoría de las parejas que no han logrado una gestación tras un 1 año de relaciones sin protección, muy probablemente estarán afectadas por alguna limitación de la capacidad reproductiva. Se estima que entre un  25% y  un 35% de los casos puede ser responsable el gameto masculino (espermatozoide) como única causa o como causa principal de la esterilidad.

Entre las alteraciones del espermatozoide capaces de reducir la capacidad de gestación espontánea se encuentran fallos a nivel de producción, interacción y desarrollo.

Fallos a nivel de producción de espermatozoides:

  • Ausencia de producción de espermatozoides.
  • Alteraciones del número, movilidad y morfología de los espermatozoides.

Fallos a nivel de interacción eficaz  entre gametos:

  • Alteraciones de la erección y la eyaculación.
  • Alteraciones del transporte espermático en el aparato genital masculino o femenino.
  • Alteraciones de la fecundación.

La primera prueba y fundamental a realizar al varón es el estudio seminal, seminograma, cuya metodología y estándares de normalidad son actualizados periódicamente por la Organización Mundial de la Salud.  Es aconsejable que lo realice un laboratorio especializado y que refleje un mínimo de parámetros fundamentales para centrar el posible enfoque del estudio del factor masculino.

El seminograma analiza un conjunto de características seminales, entre las que destacan la cantidad o concentración de espermatozoides presentes en el eyaculado, su movilidad y su morfología.

Las anomalías en estos tres parámetros fundamentales pueden variar en cuanto a su gravedad, y frecuentemente se presentan asociadas. Se recomienda disponer de dos seminogramas en el estudio de todo varón estéril, especialmente si el primero resulta anormal.

El tipo y la severidad de las alteraciones seminales detectadas en los estudios básicos orientarán al médico sobre la necesidad de pruebas seminales más avanzadas y una vez realizadas ayudaran a la elección de la TRA más adecuada en cada caso.

Una vez evidenciada la presencia del factor masculino se precisará de una valoración andrológica que debe basarse en una cuidadosa historia clínica, que se iniciará por la toma de datos como por ejemplo:

  • Haber padecido enfermedades tales como la prostatitis o una infección genital.
  • Haber padecido un trauma o una torsión testicular.
  • Haber padecido o bien de pubertad precoz o bien de pubertad tardía.
  • Haber estado expuesto a sustancias toxicas o a elementos peligrosos en el área del trabajo, como pueden ser al hierro, al plomo, al mercurio, a radioactividad o bien a los rayos X constantemente.
  • Haber abusado de ciertas sustancias como pueden ser el tabaco, el alcohol, el café o las drogas.
  • Haber expuesto los genitales a elevadas temperaturas, por cualquier motivo médico o no médico.
  • Haber pasado por una hernia y su recuperación.
  • Tener testículos no descendidos.
  • Haber tomado durante largo tiempo ciertos medicamentos, como pueden ser los usados para las úlceras o bien para la psoriasis.
  • Medicamentos que hubiera tomado la madre cuando estaba embarazada.
  • Haber padecido paperas después de la pubertad.

Los antecedentes familiares, pueden poner de manifiesto patologías familiares que interfieran con la fertilidad, así como los antecedentes médicos y quirúrgicos del paciente pueden orientar a procesos que afecten la fertilidad o a posibles lesiones que expliquen la misma. También deben quedar reflejadas posibles alteraciones ligadas con la aparición de la pubertad.

No debemos olvidar factores relacionados con la sexualidad, frecuencia de relaciones, libido, dificultades en la erección, trastornos de la eyaculación así como cualquier trastorno relacionado con el normal depósito espermático intravaginal.

 

 

 

 

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